Debemos mantenernos fuertes tras los ataques a la salud pública y la ciencia ============================================================================= * José Ramón Fernández-Peña Llevo muchos meses hablando sobre las similitudes entre las pandemias del VIH y del COVID-19. Parto de la base de que las pandemias tienen la habilidad de revelar las fracturas tanto en las estructuras y sistemas que construimos para lidiar con ellas, como en las inequidades sociales establecidas. Por ejemplo, durante la pandemia del SIDA, las limitaciones de un sistema de seguro médico ligado al empleo dejaron sin cobertura a miles de personas justo cuando más lo necesitaban. La homofobia enraizada y las restricciones burocráticas retrasaron el desarrollo de campañas nacionales de prevención y de medicamentos eficaces. Y la falta de derechos de las parejas de pacientes con SIDA tuvieron como consecuencia que miles de sobrevivientes terminaran empobrecidos, desalojados, y sin la posibilidad de participar en ningunas decisiones. La pandemia de COVID-19 ha vuelto a recalcar muchas fracturas en las infraestructuras, así como en las inequidades sociales que contribuyen tan significativamente en la distribución de la enfermedad. Pero lo que es aún más impactante es el papel que han jugado las posturas políticas en la persistencia de la pandemia. Es cierto que el politiqueo siempre ha jugado un papel en decisiones como la asignatura de recursos y atención, pero no recuerdo ninguna otra instancia en la que el juego político estuviera enfocado en abogar en favor de actitudes malsanas. Al principio de la pandemia del SIDA había muy poco interés en atender una nueva enfermedad que mataba principalmente a homosexuales y a personas que se inyectaban drogas. Sin embargo, el entonces Cirujano General, C. Everett Koop envió un boletín con información sobre la prevención del SIDA a todos los hogares in el país. La entereza con que el Koop se rebeló en contra de las pérfidas y equivocadas políticas de salud pública dentro de su propio partido se ha perdido y se extraña. Nuestros líderes en salud pública están siendo atacados, insultados, y algunos incluso han recibido amenazas de violencia contra sus familias. El despido Michelle Fiscus, directora médica de la sección de enfermedades prevenibles por vacunación y programas de inmunización del departamento de salud del estado de Tennessee es un ejemplo del tipo de decisiones políticas insensatas que solo contribuirán a que la pandemia siga creciendo. ¿Como parar esta locura? La divulgación de mentiras es constante y nada bueno surgirá de esa tendencia. Recientemente, el nuevo Cirujano General, Vivek Murthy, enfatizó que la información falsa nos está costando vidas. Hemos ido de dudas sobre la vacuna a rechazo total, mientras que la mayoría del mundo no tiene aún acceso a las vacunas. Tenemos que seguir trabajando en comunidad para crear campañas enfocadas a distintos grupos. Hay que seguir reforzando el mensaje de la importancia de la vacunación comparándola con los riesgos de la enfermedad y con sus consecuencias a largo plazo. Así lograremos que las decisiones tomadas estén basadas en ciencia, no en juego político. Debemos también responder de inmediato a los ataques contra las políticas y la práctica de salud pública basadas en evidencia. Para leer y compartir esta columna en inglés, visite [https://www.thenationshealth.org/content/51/7/3.1](https://www.thenationshealth.org/content/51/7/3.1). * Copyright The Nation’s Health, American Public Health Association